¿Qué no puede faltar en las estrategias clave de los CTO y CIO para 2025?
La estrategia tecnológica para 2025 no se basa en una sola tecnología o herramienta, sino en una visión estratégica y bien fundamentada.
Por Marcilio Oliveira*
Durante mi carrera profesional, enfocada en tecnología y evangelizar APIs, he comprobado que cada día que pasa esta industria tiene un poder muy importante y contundente en la generación de nuevos modelos de negocio y en revolucionar el mundo. Ante esto, el rol de un Chief Technology Officer (CTO) o Chief Information Officer, quienes regularmente están a cargo de liderar la estrategia de gestión tecnológica, tiene un papel crucial en la manera en cómo prever tendencias, cómo se planifican inversiones que mejoren la competitividad y la resiliencia de cualquier organización a largo plazo en un entorno cambiante. Las organizaciones necesitan un liderazgo técnico sólido para gestionar ecosistemas informáticos complejos, impulsar la innovación y aportar valor a la empresa.
El año ya se está acabando y todas las empresas ya están viendo su presupuesto y visión de cara a 2025 y, hablando de estos roles en específico, pienso que estas posiciones de liderazgo deben tener una mirada integral que asegure que la tecnología impulse el crecimiento y la innovación a través de la adopción e implementación de herramientas para la optimización de procesos.
Aquí quiero exponer lo que, para mí, son los elementos clave que ningún director del área de tecnología debería pasar por alto al diseñar su estrategia para el próximo año:
1. Implementar e innovar en soluciones de IA
La inteligencia artificial es una herramienta de análisis que se ha convertido en un elemento transformador. Sin embargo, mientras avanzamos, una implementación de IA responsable es crucial. En 2025, las estrategias de IA deben centrarse en tres aspectos principales: seguridad, transparencia y personalización.
2. Estrategia Multi-Cloud
La adopción de un modelo multi-cloud permite evitar la dependencia de un proveedor único, además de garantizar flexibilidad y continuidad en tiempos de cambio. En 2025, una estrategia de múltiples nubes bien pensada debe contemplar una gestión eficiente que permita aprovechar los servicios informáticos de cada habilitador tecnológico y, a la vez, mantener un control centralizado de datos, costos y cumplimiento. Esto significa invertir en herramientas de gestión de infraestructura que simplifiquen la gobernanza y la administración de recursos, así como capacitar al equipo para maximizar el valor que cada software puede ofrecer.
3. Trabajar en seguridad a través de una plataforma de APIs
Con el incremento de ataques cibernéticos a nivel global, la ciberseguridad ha dejado de ser una cuestión táctica para volverse una prioridad estratégica. Los directivos Nivel C deben priorizar sistemas de seguridad en tiempo real que incluyan una visión integral y gestionen sus plataformas de APIs con aliados especializados en esto. Las soluciones que detecten, prevengan y respondan a amenazas de forma autónoma e inmediata serán una ventaja competitiva para 2025.
4. Inversiones en talento y cultura tecnológica
Finalmente, la tecnología no avanzará sin el talento adecuado para operar, por lo que debemos ser un impulsor en la transformación de la cultura organizacional, promoviendo el aprendizaje continuo y la capacitación en nuevas tecnologías.
Invertir en talento implica tanto capacitación técnica como el desarrollo de soft-skills y asegurarse de que cada miembro del equipo entienda y valore la importancia de los cambios tecnológicos.
La estrategia tecnológica para 2025 no se basa en una sola tecnología o herramienta, sino en una visión estratégica y bien fundamentada. El siguiente año será clave para convertir estas tendencias en una ventaja competitiva real, asegurando que la tecnología esté alineada con los objetivos de negocio y que la organización esté preparada para enfrentar los desafíos del futuro.
*Marcilio Oliveira es cofundador y CGO de Sensedia. Experto en APIs en Brasil, licenciado por la Universidade Federal de Viçosa y Máster en Informática por la Unicamp.
Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.
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