Los 4 errores de la oposición en las elecciones presidenciales
La debacle opositora no puede explicarse por la inequidad que se registró en los comicios, sino por los diversos errores cometidos durante las campañas.
La aplastante derrota sufrida por la coalición opositora Fuerza y Corazón por México en los comicios presidenciales tiene una explicación multifactorial en la que se destacan -sobre todo- diversos errores cometidos durante la campaña: Sus propuestas no fueron comunicadas adecuadamente; el trabajo y promoción territorial brilló por su ausencia; y fue erróneo apostar a que el impacto de las redes sociales se trasladaría a los votantes.
A estas variables deben añadirse el desprestigio que tienen tanto el Partido Acción Nacional (PAN), como el Revolucionario Institucional (PRI), y en especial su dirigente, Alejandro “Alito” Moreno, y los exabruptos e inconsistencias expresadas por la candidata presidencial Xóchitl Gálvez.
Si bien el gobierno federal, y en especial el presidente Andrés Manuel López Obrador, intervinieron indebidamente en la contienda, trasgrediendo lo que ordenan nuestra Constitución y las leyes electorales, la debacle opositora no puede sustentarse solo en estas condiciones de inequidad.
1. Comunicación inadecuada
La coalición opositora se equivocó al no tener una estrategia de comunicación única en su campaña, la pluralidad de criterios entre los partidos que abanderaron a Xóchitl Gálvez fue notoria, sobre todo en lo que se refiere a las propuestas en materia de seguridad pública.
No quedó claro si la candidata estaba de acuerdo con las labores de seguridad que hoy llevan a cabo el Ejército y la Marina, junto con la Guardia Nacional. Denostar el lema “abrazos no balazos” del presidente López Obrador, sin esbozar acciones específicas para combatir a la delincuencia le restó fuerza a la oposición en uno de los temas que más preocupan a la ciudadanía.
El otro error importante fue creer que los mensajes en redes sociales serían suficientes para convencer a los electores, ya que en estas plataformas Gálvez también era apoyada por varios grupos de la sociedad civil.
Los resultados obtenidos confirman que el público de las redes sociales no es representativo del grueso de la población, y aunque las opiniones a favor de la candidata opositora fueran tendencia, en vez de que se diera un fenómeno de “arrastre”, pudimos comprobar -una vez más- que los usuarios de estas plataformas mantienen importantes sesgos de confirmación.
Las personas preferimos seguir, ver, leer y escuchar a quienes tienen pensamientos y opiniones iguales o similares a las nuestras, es decir, en las redes sociales, como también ocurre fuera de internet, escogemos a aquellos que confirman nuestras propias ideas, a esto se le denomina sesgo de confirmación.
Esta es la razón por la que la campaña de Xóchitl Gálvez no experimentó el fenómeno de “arrastre” que se esperaba en el entorno de la aspirante, pues aunque muchas personas opinaran en redes sociales a favor de la oposición, esas preferencias no sumaron más ciudadanos.
2. Sin trabajo territorial
Las actividades de promoción de la coalición opositora dejaron de lado el trabajo territorial en colonias, municipios y localidades, a pesar de que el PRI, y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) tienen una amplia experiencia en este tipo de labores.
La misma Xóchitl Gálvez ha reconocido que no tuvieron los suficientes recursos para desarrollar este trabajo, lo que nos habla de una deficiente administración del financiamiento público que reciben los partidos políticos en todos los periodos electorales.
Las distintas condiciones geográficas, sociales y económicas que se viven en México exigen campañas políticas con enfoques diferenciados. Siendo oposición, para remontar las simpatías de la candidata oficialista, la apuesta debió ser recorrer comunidades enteras, pero para ello -obviamente- se requieren recursos monetarios y humanos.
3. Yerros de la candidata
Otro aspecto que influyó en la derrota opositora fueron los lapsus y exabruptos protagonizados por Xóchitl Gálvez, que la mostraron como una política simpática, pero poco seria y demasiado ocurrente.
Como ejemplo están las muy lamentables expresiones hechas por la aspirante presidencial cuando calificó como “güey” a quien no tuviera un patrimonio propio después de los 60 años. Aunque después aclaró que solo se refería a su contrincante, Claudia Sheinbaum Pardo, sus frases fueron ampliamente difundidas.
Esto hizo parecer a Gálvez como una persona alejada de la realidad de nuestro país, pues cerca de 35 millones de mexicanos tienen carencias por la calidad y espacios en sus viviendas, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
4. Sin propuestas claras y tangibles
Otro error fue creer que la defensa de las instituciones que sirven como contrapeso al Poder Ejecutivo iba a permear en la población, cuando del lado del oficialismo se le dijo insistentemente algo mucho más tangible e inmediato: Seguir con apoyos sociales; mantener los aumentos al salario mínimo; y ampliar las becas para estudiantes, entre otros temas que resultan más atractivos a los ciudadanos.
Al final, los resultados de las pasadas elecciones demostraron que hay un México que no vieron en la oposición; 35.9 millones de personas que no fueron escuchadas por los partidos contrarios a Morena, y que se sienten arropadas por las políticas de López Obrador, y las que promete continuar Claudia Sheinbaum.
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