La racha de tasas de interés a la baja en México terminó y estas son las razones
Coinciden tres ‘tormentas’ en momentos en los que la política monetaria expansiva sería un gran apoyo para la recuperación acelerada de la economía del país.
Parece que el gusto duró poco. Las tasas de interés en México empezaron a bajar a principios de año, impulsadas desde luego por el Banco Central, organismo que durante su reunión del pasado 11 de febrero decretó un recorte de la tasa de referencia en un cuarto de punto porcentual, con lo que dicho indicador quedó en 4 por ciento, el nivel más bajo en cinco años, desde principios de 2016.
La racha bajista de la tasa de referencia había iniciado en agosto de 2019 cuando se decretó un recorte de 25 puntos base para fijarla en 8 por ciento desde un previo de 8.25 por ciento; en ese entonces el banco central no quiso reconocer el inicio de esta racha bajista de la tasa de referencia, es decir no aceptó una postura monetaria expansiva, aunque el movimiento de la tasa era evidente.
De igual modo, ahora parece no reconocer que posiblemente se haya iniciado un periodo restrictivo en la política monetaria, o cuando menos del fin de los recortes en los rendimientos.
Las tasas de interés en nuestro país tendrán dificultades para bajar más. En México la tasa actual de 4 por ciento era baja con respecto a otras épocas de nuestra historia financiera, pero elevadas considerando el contexto actual en el que una buena parte del mundo industrializado tiene rendimientos cercanos al cero absoluto.
Esta eventual interrupción de la racha bajista en las tasas de interés parece superficial, pero no lo es; se presenta en un momento delicado para la economía del país, justo cuando la política monetaria podría servir como impulso para la alicaída actividad económica.
Por estas causas habría terminado la ola bajista de tasas en México
1. El principal motivo, el factor internacional
Los movimientos del mercado de bonos en Estados Unidos durante las semanas anteriores han modificado por completo el escenario. En alrededor de 3 meses este indicador pasó de 0.5 a 1.57 por ciento, es un incremento de más de 100 puntos base que no causó más estragos por el nivel tan bajo en el que se encontraba, pero que sacudió a los mercados y marca una tendencia que no se sabe cuánto tiempo dure en las tasas de interés de todos los plazos y mercados, sobre todo en aquellos estrechamente relacionados como es el caso nuestro.
Este ajuste en el mercado de bonos modifica completamente todo el escenario para nuestro banco central. La próxima reunión de política monetaria (programada para el 25 de marzo), estará marcada por este “violento” ajuste de los rendimientos en los bonos estadounidenses y la incertidumbre aparejada.
En realidad, el rendimiento de los bonos del tesoro a 10 años, ubicado en 1.57 por ciento, mantiene una tasa real negativa de más o menos 100 puntos base, pero el mensaje que manda es una vez más relativo a la enorme fuerza del mercado, tan poderosa que es capaz de modificar los escenarios a un banco tan importante como el de la Reserva Federal.
Las apuestas respecto a que habría un recorte de otros 25 puntos base en México para que la tasa de referencia se ubique en 3.75 por ciento, empiezan a retroceder, es probable un escenario de estabilidad a la espera de lo que suceda en Estados Unidos.
2. Presiones sobre el peso no favorecen más recortes de tasas
La moneda mexicana ha ligado dos meses de pérdidas frente al dólar y ya se consolidó arriba de los 20 pesos por cada moneda estadounidense, muy cerca de 21 unidades. Es cierto que todavía está lejos de su momento de mayor debilidad registrado el año pasado ligeramente arriba de 25 unidades, pero la moneda mexicana está débil en el inicio de este año y todos sabemos la relevancia que tiene para la economía mexicana un tipo de cambio estable, que hoy no tenemos.
3. La inflación en México se acelera
Existe el riesgo de que siga al alza y con tasas a la baja más todavía. Este repunte inflacionario llega en muy mal momento porque justamente una de las grandes contribuciones a la reactivación económica por parte de la política monetaria sería justamente recortar las tasas lo más posible, es decir una política monetaria expansiva que fomente el gasto y el consumo.
Menores tasas de interés impulsan los dos elementos antes señalados. Pero con un repunte de la inflación las cosas cambian, el mandato del banco central mexicano es justamente el de cuidar el poder adquisitivo de la moneda y la inflación lo deteriora. Las posibilidades de que siga a la baja la tasa de interés de referencia se reducen sustancialmente.
El panorama se complica para nuestro banco central. No hay nada peor que la “coincidencia” de varias tormentas, y eso sucede en estos momentos; aunque por fortuna y por el momento en una escala muy menor respecto a la pandemia del año pasado, pero no deja de ser inquietante.
Por un lado, está la tormenta en el mercado de bonos de Estados Unidos, que afecta directamente en México, por el otro lado están las presiones sobre el peso en este 2021, todo indica que el primer trimestre será negativo para nuestra divisa. Y, por si fuera poco, también tenemos la tormenta generada por las presiones inflacionarias. Todo esto hace suponer que la racha bajista de las tasas de interés en México ha llegado a su fin, o cuando menos tendrá un periodo de pausa.