La “desinflación” ya está en marcha, pero aún hay riesgos para el mundo y México
Los bancos centrales consideran que lograrán llegar a su objetivo de inflación en la segunda mitad de 2024… si no se presenta algo más en el camino.
Si damos por válidas las expectativas de los analistas y, sobre todo, de Jerome Powell y los banqueros centrales, es probable que la desinflación; es decir, el fenómeno contrario a la inflación, ya esté en marcha.
Sin embargo, lo que también nos advierten desde las instituciones centrales y prácticamente todas las casas de análisis, es que este proceso será lento y no podemos descartar una serie de riesgos conocidos o fortuitos.
La desinflación ocurrirá a lo largo de todo 2023 y una parte de 2024 para llegar a las metas de los banqueros centrales, en el caso específico de Estados Unidos, de una tasa anual de 2 por ciento y para México de 3 por ciento, con el consabido límite de variación de más/menos un punto porcentual.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, se volvió a referir el 7 de febrero al tema en un foro lleno de economistas y reiteró su confianza de que el descenso de la inflación está en marcha; aunque también se curó salud, porque anticipó que dicho proceso no está exento de riesgos,
De hecho, se espera que la Fed y prácticamente todos los bancos centrales del mundo consideran que la inflación llegará a los niveles aceptados hasta mediados del año que viene. En el caso de México, por ejemplo, se espera que la inflación cierre este año sobre niveles de 5.7 por ciento, más baja sin duda de lo que terminó 2022, prácticamente en 8 por ciento con el rebote del último mes.
Sin embargo, esta tasa de cierre prevista en 2022, de 5.7 por ciento, todavía es casi el doble del objetivo de Banxico, lo que no deja de inquietar, aunque parezca irrelevante.
Sube por el elevador, baja por las escaleras
La velocidad con la que bajará la inflación es inferior a la que tuvo cuando subió, es una característica de este fenómeno, nada novedosa, por cierto.
Lo que sucede es que la escalada de precios toma velocidad por factores como la demanda y el consumo, que se ven impactados de inmediato y funcionan a su vez como “catapultas” para la inflación,
El aumento generalizado de precios es muy difícil de contener, porque impacta de manera inmediata a todas las cadenas productivas y de valor, y el producto final refleja toda una serie de incrementos en costos detrás de todos los procesos para llevar ese bien al público en general.
La inflación crece en varios sentidos, se “transmina” de diferentes maneras, es muy difícil de contener y lo hace con cierta velocidad, o ya en procesos de descontrol con marcada rapidez.
En cambio, convencer a los agentes económicos que los precios y costos van a la baja es un proceso más lento; pasa primero por mostrar la eficiencia y salud de las cadenas productivas, esas que aportarán los productos, bienes y servicios que demandan los consumidores sin alteraciones o fenómenos como la escasez.
Por eso es que resulta notorio que la inflación en el mundo creció y se descontroló entre 2021 y 2022. A su vez, controlar la inflación y llevarla a los objetivos de los bancos centrales tardará todo 2022, 2023 y la mitad de 2024; es clara la diferencia: un año en el proceso de repunte inflacionario versus dos años y medio en la tarea de controlar y volver a sus cauces el crecimiento de los precios.
Factores de riesgo para México
Nuestro país no podría aislarse de la tendencia de la inflación mundial, no lo ha hecho en otras ocasiones a lo largo de estos años y ahora tampoco podrá evadirlo.
Por lo tanto, los mismos factores de riesgo vigentes para economías como la de Estados Unidos, son válidos en nuestro caso, destacan:
Recesión
La probabilidad de que una recesión profunda desacelere el consumo en exceso para después provocar un “rebote“; algo parecido a lo que se observó tras el desconfinamiento.
Geopolítica energética
El mercado energético es altamente sensible en estos momentos; además de una guerra de prácticamente ya un año de duración, están los desencuentros entre las dos superpotencias: China y Estados Unidos, más el papel que juegan naciones como Rusia e incluso Arabia Saudita. El factor geopolítico siempre es un riesgo latente, pero hay ocasiones que se percibe con mayor claridad.
Rebrotes de Covid
La pandemia está bajo control, pero no ha desaparecido, se considera poco probable que llegue a las mismas circunstancias de 2020, pero un rebrote con una nueva variante difícil de controlar podría sumar a la inestabilidad de precios.
China, una incógnita: Este país registra sus niveles de crecimiento más bajos en décadas; se considera que deben hacerse una serie de ajustes económicos para reimpulsar el PIB, con las consecuencias para el mundo entero.
Europa, un desastre
Europa ya está en recesión, así lo muestran algunas naciones como Francia, Italia e Inglaterra; a diferentes velocidades, pero al fin y al cabo en un proceso recesivo. Las economías de esta región deben salir pronto del proceso recesivo para no contagiar al mundo.
La desinflación está en marcha, así lo dicen las cifras, pero los riesgos también siguen. La economía del mundo seguirá por un tiempo bajo tratamiento antes de que podamos hablar de claras e inequívocas señales de mejoría.
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