Dólar, oro y la falacia de la “moneda única” de los BRICS
La idea de una divisa unificada es poco más que un sueño imposible entre naciones tan dispares y distantes entre sí.
En el contexto del reciente cierre de la cumbre BRICS en Kazán, Rusia, el presidente Vladimir Putin expuso una serie de advertencias que resonaron en el ámbito político y económico global. Según Putin, cualquier intento de “derrotar a Rusia en el campo de batalla” es una ilusión. Tal vez tenga razón. Sin embargo, su mensaje no se limitó a la confrontación militar, sino que abordó uno de los temas más complejos y sensibles en términos económicos: la “dolarización” y el “arma de doble filo” que representa el dólar estadounidense en el sistema financiero internacional.
Putin describió el conflicto en Ucrania como una pugna por poder y recursos, donde Occidente, encabezado por Estados Unidos, ha instrumentalizado al dólar no solo como una divisa de referencia global, sino como una herramienta de presión geopolítica. “Utilizar el dólar con fines políticos”, advirtió, “socava la confianza en esta divisa y disminuye su capacidad”. Tiene razón. El uso del dólar como arma política y de guerra financiera ha sido uno de los peores errores de la administración Biden.
La afirmación de Putin se refleja en la reciente tendencia de ciertos países a diversificar sus reservas internacionales, incrementando sus posiciones en activos como el oro en detrimento (al menos en parte) de su exposición al dólar. De hecho, los datos de reservas de divisas de varios bancos centrales muestran un claro aumento en la adquisición de oro en los últimos años, especialmente en economías emergentes y países alineados con Rusia o China. Las “compras netas de oro” por parte de las naciones BRICS se han intensificado como una medida para evitar los efectos colaterales de las sanciones financieras estadounidenses y europeas.
La supremacía del oro en tiempos de incertidumbre
Mientras las tensiones monetarias y geopolíticas crecen, el oro ha visto un aumento significativo en su demanda y en sus precios, alcanzando nuevos máximos históricos. Con la deuda estadounidense en niveles récord y en crecimiento acelerado, los inversionistas recurren nuevamente a este activo sólido de valor. Hacen lo correcto.
Por otro lado, mucho se ha señalado sobre una supuesta “divisa única” de los BRICS respaldada en oro, con miras a “destronar” al dólar. Sin embargo, más allá de las especulaciones mediáticas, lo cierto es que este tema ni siquiera fue objeto de debate en la cumbre. La idea de una divisa unificada es poco más que un sueño imposible entre naciones tan dispares y distantes entre sí. No es lo mismo hablar de simpatías y factores políticos comunes que de una compleja unión monetaria.
Quizá muy a pesar de algunos líderes de los BRICS, la realidad es que la infraestructura económica y financiera global sigue sustentada en el dólar. Cualquier intento de desplazarlo requeriría una gran economía, así como instituciones sólidas e independientes que garanticen imparcialidad en caso de disputas. Con gobiernos totalitarios como los de China y Rusia, ambas naciones quedan descartadas en ese último aspecto, y el resto de los BRICS tal vez en ambos rubros.
Eso sí, el fortalecimiento de la alianza BRICS, que ahora incluye a nuevas economías emergentes como Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos, representa un intento coordinado de crear un contrapeso al dominio occidental. El mundo se está dividiendo nuevamente en dos frentes económicos, como en el siglo XX. Los países BRICS representan el 45% de la población mundial y sus economías combinadas suman más de $28.5 billones, aproximadamente el 28% de la economía global. Arabia Saudita ha sido invitada a unirse, y según funcionarios rusos, otros 30 países han expresado interés en formar parte del grupo o en estrechar lazos.
Sin embargo, esta aparente unidad esconde profundas fracturas. Como señala Jim O’Neill, el execonomista jefe de Goldman Sachs que acuñó el término “BRIC”, las tensiones entre China e India dificultan una verdadera cooperación económica. Además, existen conflictos entre nuevos miembros como Egipto y Etiopía, mientras que Irán y Arabia Saudita mantienen una histórica rivalidad regional.
Finalmente, Vladimir Putin es, sin duda, una figura polarizadora que ejerce un poder absoluto en Rusia. Sin embargo, en sus críticas hacia el uso del dólar como arma económica, existe una base de verdad que no se puede ignorar. Como ya se mencionó, el gobierno estadounidense – y específicamente la administración de Joe Biden – cometió el error estratégico de emplear al dólar como un mecanismo de sanción en un contexto global cada vez más tenso. Solo el regreso de Donald Trump al poder podría comenzar a corregir esos desatinos.
Ante una eventual victoria de Trump, se espera que el dólar se fortalezca en el corto plazo, lo que haría retroceder todavía más las aspiraciones de cualquier otra divisa en su búsqueda por el estatus de “divisa de reserva global”. Pero que Washington no se confíe: las elecciones aún están por celebrarse, y sea quien fuere el ganador, tendrá que llevar a cabo una política de gasto más controlada o de plano equilibrada, para evitar arrastrar a los Estados Unidos a una crisis fiscal que perjudique el estatus del dólar desde dentro.
Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.
MÁS NOTICIAS:
- ¿A qué hora abren los bancos en México? Guía completa
- Peso plano, mientras espera votaciones en EU y decisión de la SCJN
- Elon Musk acompañará a Trump durante los resultados de las elecciones de EU
- Wall Street se tiñe de verde en día de elecciones: S&P 500 sube 1.23%
- Trump Media vive alta volatilidad en bolsa en día de elecciones