¿Cómo será el estilo de gobierno de Claudia Sheinbaum?
Claudia Sheinbaum representa una mezcla única: el populismo vigente en México con una formación académica y científica sólida.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, muestra notables diferencias con su antecesor, pero también comparte muchos de los principios de su movimiento. Esto ha llevado a que algunos analistas cuestionen cuál será su estilo de gobierno, particularmente en el ámbito económico.
Algunos observadores ya han encontrado una respuesta, calificándola con un nuevo término: “tecno-populista”. ¿Qué significa este concepto y cómo se diferencia la supuesta estrategia económica que adoptará?
Formación “americana”
Sheinbaum se graduó en física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1989, donde también obtuvo una maestría en ingeniería energética. Durante su estancia en la UNAM, conoció a Víctor Rodríguez, a quien más tarde nombró director general de Pemex. Sin embargo, también tiene una notable formación en Estados Unidos, donde cursó estudios de posgrado en la Universidad de Berkeley, California. En el Lawrence Berkeley Laboratory realizó su investigación doctoral con una beca de la UNAM. Esta experiencia le permitió conocer de cerca los fundamentos del capitalismo y las dinámicas económicas de Estados Unidos.
Además de su sólida base académica, Sheinbaum ha tenido una participación activa en foros internacionales. En 2007, se unió al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, contribuyendo al informe sobre “Mitigación del cambio climático” que recibió el Premio Nobel de la Paz ese mismo año.
Herencia populista
A pesar de su perfil tecnocrático, Sheinbaum forma parte del movimiento populista encabezado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador. Durante su campaña y discurso de toma de posesión, reiteró su compromiso con los principios de este movimiento. Aunque el populismo del siglo XXI tiene algunas diferencias con el de décadas pasadas, los críticos advierten que puede comprometer el desempeño económico, como ha sucedido en otras partes del mundo.
Desafíos “neoliberales”
Sheinbaum hereda una economía con múltiples retos. Aunque su discurso refleja optimismo, la realidad es más compleja. México enfrenta un reducido espacio fiscal, una desaceleración económica y un bajo crecimiento persistente. A pesar de los esfuerzos del gobierno anterior, la economía mexicana sigue atrapada en un crecimiento mediocre, y no está claro cómo se superará esta situación.
Uno de los problemas más urgentes es la crisis financiera de Pemex, que tiene una deuda de aproximadamente 100,000 millones de dólares. Sheinbaum ha fijado una meta de producción de 1.8 millones de barriles diarios, citando preocupaciones climáticas, pero las dificultades productivas de la empresa sugieren que este objetivo será difícil de alcanzar.
Además, la presidenta ha prometido mantener y ampliar los programas sociales, lo que presionará aún más las finanzas públicas. Aunque ha asegurado que respetará la autonomía del Banco de México y buscará la estabilidad fiscal, su enfoque populista y sus compromisos sociales podrían generar tensiones.
¿Tecno-populismo en acción?
Claudia Sheinbaum representa una mezcla única: el populismo vigente en México con una formación académica y científica sólida. Esto la convierte, según algunos analistas, en la primera presidenta tecno-populista del país, un término que refleja su intento de combinar políticas populistas con un enfoque tecnocrático. A medida que avance su gobierno, el desafío será equilibrar ambas corrientes sin comprometer la estabilidad económica de México.
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