Arnoldo de la Rocha, el líder y dueño detrás del éxito de Pollo Feliz
Arnoldo de la Rocha no supo lo que era ser pobre hasta que conoció a los ricos. Un día dejó su tierra en la Sierra Tarahumara en busca de oportunidades y así comenzó una historia exitosa de Pollo Feliz.
Cuando vi subir al escenario a Arnoldo de La Rocha, el creador del Pollo Feliz para compartir su conferencia “El sueño mexicano” durante el Foro de Liderazgo Inspirador organizado por Smart Speakers pude ver a un hombre de alta estatura, rostro amable, pacífico, de carácter férreo, voz firme pero sobre todo humilde.
¿Quién es el dueño del Pollo Feliz?
Jamás te imaginas que este emprendedor internacional surgió de una de las partes más recónditas del país: el corazón de la Sierra Tarahumara en Chihuahua. En su niñez calzaba huaraches de cuero de vaca y un pantalón remendado. Es el mayor de 12 hermanos y hoy es un verdadero ejemplo para todo mexicano.
Proveniente de familia de campo. En su comunidad todavía se practican algunos principios de vida nómada como el trueque: cambian maíz por frijol, caballos por vacas con crías.
Conoció los automóviles a los 11 años y asistió por primera vez a la escuela a esa edad, con muchas carencias económicas, pero con una gran enseñanza de valores por parte de sus padres y amor al trabajo.
Nunca supe que era pobre hasta que conocí a los ricos, vivíamos felices”,
comenta.
Arnoldo de la Rocha recuerda su primer calzado. Fueron unas botitas azules, de tubo corto. Al medírselas se dio cuenta de que no eran de su talla, pero si lo decía, se las darían a otro de sus hermanos.
Por eso, cuando le preguntaron sus padres que si le quedaban, sin dudar, juró que sí. “Y en mi tierra el que jura algo es hasta la muerte” De otra manera no podría asistir a la boda de su tío, porque en ese entonces el que no llevaba zapatos no entraba a la fiesta.
Los retos aparecieron a los 17 años de edad cuando terminó la primaria y decidió salir de su lugar de origen para llegar a la ciudad de Chihuahua con la idea de trabajar duro como en el campo. Él dice que tenía “su disco duro formateado para laborar como campesino”. Así empieza trabajando de portero, albañil, velador, entre otros.
¿Cómo inició su empresa Arnoldo de la Rocha?
Al poco tiempo, por la necesidad y el hambre, con un grupo de amigos y 18,000 pesos, en 1975 comienza a vender pollo asado con una receta de marinado que hace su familia. Abre un pequeño restaurante convirtiéndose en un éxito en la ciudad de Los Mochis, Sinaloa.
En 1980, su negocio creció de tal manera que vio nacer la cadena Pollo Feliz; para los noventas logró que las familias mexicanas reconocieran su marca, alcanzando un total de 167 ciudades del país. En el 2000 alcanzó más de 800 sucursales en todo el territorio mexicano y en 2001 cruzó la frontera colocándose en Tucson, Arizona.
¿Qué recomienda el fundador del Pollo Feliz?
Antes de todo esto, Arnoldo de La Rocha era un soñador que pensaba en ser comandante del estado, jinete o ganadero. Ahora trabaja desde su trinchera para conseguir un cambio en el país a través de su testimonio. Promueve la lucha por la tierra con la absoluta convicción de que el camino más directo para hacer un México mejor es formando mejores mexicanos. Es por esto que el fundador del Pollo Feliz tiene las siguientes recomendaciones para ser un mejor emprendedor, comprometido con el país:
1.- Liderar a su gente con amor y comunicación: “El cambio nace del interés de comunicarnos mejor. El dialogar efectivamente es determinante en el mundo de los negocios”, afirma el empresario.
2.- Creer en lo que haces: “Si verdaderamente quieres lo que haces, terminarás haciendo lo que quieres. Para mí vender pollos es un puente para llegar a los foros y compartir lo que he experimentado”.
3.- Tener la mente abierta para aprender de cada persona: “La transformación comienza en nuestra manera de pensar. Darle credibilidad a cada una de las palabras y acciones es la parte más difícil. Hay que ser congruente entre lo que dices y lo que haces”.
4.- Ejercitar la templaza porque genera riqueza: en cambio la riqueza destruye la templanza. “Este viejo refrán desde la Edad Media nos enseña que tu empresa tiene una responsabilidad con la sociedad para que exista muchos años. Así que los fundadores deben buscar coincidir con los hijos para preservar la compañía”.
5.- ¡Estar convencido de que sí se puede!: “No existe mejor lugar para que vivan los mexicanos que su propio país. Si crees que en México se puede, así será. Si opinas lo contrario, no se logra. Pero es más interesante pensar que todo es posible”.
“Esto nos lleva a tomar esperanzas, porque todo lo mueve la fe y el amor. ¡Vamos a ser propositivos y tomar acciones que harán la diferencia!”.
Así cierra sus ponencias el empresario del pollo, que se atreve a soñar con un México diferente.
Texto de Javier Pérez García