El Altiplano: Así es el penal de máxima seguridad
El líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, escapó este sábado del penal ubicado en Almoloya, Estado de México, abierto en 1991.
Joaquín “El Chapo” Guzmán lo hizo de nuevo. El famoso narcotraficante mexicano, líder y fundador del Cártel de Sinaloa, escapó la noche de este sábado por segunda vez de un penal máxima seguridad de México.
En enero de 2001 lo hizo de la cárcel de Puente Grande, Jalisco, y en esta nueva ocasión del Altiplano, en Almoloya, Estado de México, un penal con 25 años de haber abierto sus puertas y cuyo director técnico de operaciones es Librado Carmona García.
Joaquín “El Chapo” Guzmán, es considerado en Estados Unidos como el capo “más poderoso del mundo”
¿Cuál es la historia detrás de este penal de máxima seguridad? ¿Qué dimensiones tiene? y ¿Quiénes son los reos de alta peligrosidad que se mantienen al interior de sus paredes?
Hasta antes de la fuga de “El Chapo” Guzmán, quien salió de sus instalaciones a través de un gran túnel de kilómetros y medio que llegaba hasta su regadera, la cárcel del Altiplano era considerada como la más segura de México y, en algunos casos, de América Latina.
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La “gran” cárcel mexicana
El Centro Federal de Readaptación Social número uno, mejor conocido como El Altiplano, comenzó a construirse en 1988, durante la gestión del entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari.
Luego de tres años de empezar con su establecimiento, el penal de máxima seguridad abrió en 1991, en el mes de noviembre, recibiendo a sus primeros reclusos en su superficie de alrededor de 27 mil metros cuadrados de superficie.
Cuenta con una capacidad total de 724 prisioneros, misma que hoy se encuentra superada con 816 internos. Entre sus medidas de seguridad destaca por contar con paredes exteriores reforzadas para evitar cualquier tipo de ataque.
El penal de El Altiplano está conformado por siete módulos, además de las áreas de Tratamientos Especiales, de Medidas Especiales de Seguridad y Vigilancia Especial (AMESVE) y de Atención Médica, así como por el Centro de Observación y Clasificación (COC).
Tratamientos Especiales, un módulo aislado del resto, presenta el mayor dispositivo de seguridad porque allí se encuentran los internos de mayor peligrosidad, como “La Barbie”, “El Chapo” y otros integrantes de los cárteles de Sinaloa, de Juárez, del Golfo y Los Zetas, señala un reportaje del semanario Proceso.
En Tratamientos Especiales no hay un programa de tratamiento penitenciario; únicamente les proporcionan libros, servicio terapéutico y permiso para pasar unos 15 ó 20 minutos diarios en el patio, sin ninguna compañía ni posibilidad de convivir con otros presos. Las celdas de ahí no tienen ventanas ni visibilidad hacia el resto del penal. Una pared supuestamente impenetrable divide esa zona del área común.
Tales presos pueden salir de su celda cuando van al área de visita familiar, a los locutorios y al patio, si tienen autorización. Se supone que están prohibidas las pláticas en pasillos o de celda a celda. Y los reclusos de ese sector son sometidos a frecuentes revisiones.
Entre cada área hay diamantes de seguridad, cámaras de seguridad y puertas automatizadas. Los únicos que tienen movilidad entre cada una de las zonas son los guardias de seguridad, que dependen del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social.
Además, su espacio aéreo está completamente restringido y las comunicaciones están bloqueadas por un radio de 10 kilómetros de distancia, tratando con esto de mantener la incomunicación de los delincuentes con el exterior.
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Respecto a sus celdas, están creadas únicamente para dos reclusos, a pesar de que en algunos casos cuenta con tres, incluyendo en su interior con servicios sanitarios y regaderas. Sus muros son de al menos un metro de ancho.
También cuenta con circuito cerrado de televisión, control de accesos, sensores de presencia y detectores de metal, drogas y explosivos.
Sobre los custodios del penal, se ha señalado en distintas ocasiones que se trata de elementos federales entrenados para esta labor y que cuentan con un catálogo importante de armamento de grueso calibre.
La Comisión Nacional de Seguridad (CNS), encabezada por Monte Alejandro Rubido, otorgó al penal en febrero de 2014 la calificación de 8.64, la mayor de todo el país registrada en el último informe de centros penitenciarios.
Reos de alta peligrosidad
Joaquín Guzmán Loera compartió durante los 16 meses que estuvo preso las instalaciones del penal del Altiplano, junto con los delincuentes más peligrosos que existen hoy en México.
Dos de ellos fueron los hermanos Miguel y Omar Treviño Morales, conocidos como “Z-40” y “Z-42”, quienes encabezaron durante más de dos años al Cártel de los Zetas, afincado principalmente en los estados de Tamaulipas y Veracruz.
También está Edgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, detenido el 30 de agosto de 2010 y quien fungía como uno de los sicarios más sanguinarios del Cártel de los Beltrán Leyva en el estado de Morelos.
El último narcotraficante de peso en arribar a este lugar fue Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta”, jefe y fundador del Cártel de los Caballeros Templarios, en Michoacán, y quien está preso en el sitio desde febrero de este año.
Fuera del ámbito de las drogas, es de destacarse la presencia de Mario Aburto Martínez, culpable del asesinato del candidato priísta a la presidencia, Luis Donaldo Colosio, y Daniel Arizmendi, alias “El Mochaorejas”, famoso secuestrador mexicano.
Del ámbito político, están ahí figuras como el ex gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, y el ex alcalde de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca, acusado de la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
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Problemas con derechos humanos
A pesar de la buena calificación que tenía el penal de máxima seguridad del Altiplano, el pasado 27 de febrero de este año se dio a conocer un grupo de 138 internos lanzó una queja a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que acusaban malos tratos y condiciones del lugar.
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Los firmantes, entre los que estaba presente “El Chapo” Guzmán y otros capos del narcotráfico, denunciaron ser víctimas de hacinamiento, condiciones insalubres en las celdas, alimentos caducos, deficiente servicio médico y llamadas telefónicas limitadas.
También, indicaron que sus familiares eran abusados al visitarlos, manoseándolos e intimidándolos con palabras altisonantes por parte equipo de administración y seguridad del lugar.
Un estudio reciente del Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (CIDE), la cuarta edición del reporte histórico Delito y cárcel en México. Deterioro social y desempeño institucional, que se ha venido realizando cada tres años y retoma datos desde 2002, revela que los ciudadanos quieren castigo para los delincuentes no una reinserción social, por lo que no están dispuestos a pagar más dinero.
Según este estudio, la Ciudad de México gasta aproximadamente 10 dólares diarios en un recluso, mientras que en Estados Unidos, son más o menos 85 dólares; y en algunos países de Europa hasta 110.
El problema es que la tasa de reincidencia se incrementó de 36.5 a 44.9% y “a esto se suma que la población carcelaria crece también en la región, lo que indica que no está funcionando el sistema de reinserción social”.
¿Quién dirige al Altiplano?
El penal de máxima seguridad del Altiplano que concentra a los delincuentes más peligrosos del país es dirigido por Marissa Quintanilla, la tercera mujer en ocupar este cargo.
Con formación de administradora de empresas, diplomada en finanzas y psicóloga en criminalística, Quintanilla dirige el Centro Federal de Readaptación Social número 1 desde 2012, y es responsable de la seguridad y la readaptación social los internos.
Antes de ser directora del Altiplano estuvo al frente del Cefereso número 3 de Matamoros y del Cefereso de Guasave, Sinaloa. Tiene a su cargo 800 personas que forman parte del personal del penal con mil 210 internos de alta peligrosidad. Es la encargada de atender a abogados y familias de los internos.
Quintanilla está consciente de que su labor es trabajar con los delincuentes para lograr la rehabilitación. En una entrevista que dio a Televisa en 2013 señaló que ante las críticas sobre el trabajo con delincuentes de alta peligrosidad ella está consciente de que “mi rol no es con las víctimas, es trabajar con ellos (delincuentes) para que no haya más víctimas y habrá alguien más, una institución que hará algo por las víctimas y otros por la prevención del delito”.
Sobre el trato que da a los internos señala: “Yo no los traje aquí, pero si ya están aquí voy a tratar de que estén lo mejor posible, que tengan las condiciones necesarias para ser mejores personas y estoy siempre convencida de que si no agredes a una persona, no te va a agredir porque no tiene un motivo”.
Su proyecto para el penal de máxima seguridad es humanizar el sistema penitenciario federal.
¿Crees que los delincuentes de alta peligrosidad puedan ser reinsertados a la sociedad? ¿Cuál es tu opinión respecto a la nueva fuga del narcotraficante mexicano? ¿Qué opinión tienes acerca del sistema penitenciario del país? ¿Consideras que hubo corrupción en este caso?